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Un símbolo de identidad para toda la región de Sever do Vouga. Este puente es una verdadera obra de ingeniería y arquitectura monumental, construida enteramente en mampostería. Con cerca de 28,5 metros de altura, está considerado el puente de piedra más alto del país. Formado por 12 arcos, el principal tiene una luz de 70 metros.

Puente del Poço de S. Tiago
Puente del Poço de S. Tiago
Puente del Poço de S. Tiago
Puente del Poço de S. Tiago
Puente del Poço de S. Tiago
Puente del Poço de S. Tiago
Puente del Poço de S. Tiago

Hasta 1972, el tren del Valle del Vouga, conocido cariñosamente como "Vouguinha", circulaba por este puente. Actualmente sirve de apoyo al Vouga Ecotrailway.

 

Con unos 28,5 metros de altura, está considerado el puente de piedra más alto del país. Está formado por 12 arcos, el principal de los cuales mide 70 metros.

 

El Vouga Ecotrailway tiene aquí uno de sus mayores atractivos patrimoniales, desde donde se puede contemplar un panorama idílico sobre el río Vouga y su entorno natural.

 

Terminado en 1913 para la nueva Línea del Valle del Vouga, el Puente del Poço de S. Tiago está considerado como el puente de mampostería más alto de la Península Ibérica, con cerca de 28 metros de altura. La construcción, dirigida por François Mercier y diseñada por Paul Sejourné, duró dos años, se hizo con granito de las canteras locales y requirió mucho trabajo manual, utilizando cuerdas y cerchas de madera.

 

En la gran ensenada que era el Poço de S. Tiago, junto a la aldea de Pessegueiro do Vouga, el nuevo puente permitió que el tren de vapor cruzara el río por aquí, en lo alto, como si volara durante 165 metros y haciendo resonar su presencia por todo el valle.

 

Los barcos mercantes, que durante siglos subieron y bajaron el río, navegan ahora bajo el arco principal, una enorme parábola de 53 metros de base. Durante muchos años, Poço de S. Tiago fue el puerto fluvial del único enlace entre la región y Aveiro.

 

Ahora, con la desaparición de los barcos fluviales y del tren de vapor, las aguas del Poço de S. Tiago se han convertido en espejo permanente, reflejando el cielo, los árboles y, sobre todo, el puente centenario, silencioso, con sus 12 bellos arcos. Y la implacable prueba del tiempo sigue demostrando la calidad de la ejecución y de la ingeniería de esta obra monumental.

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